viernes, 15 de noviembre de 2013

DISCRIMINACIÓN ÉTNICA Y COLONIALISMO: EL FÚTBOL DE GUINEA ECUATORIAL BAJO EL FRANQUISMO (I)


Por primera vez en su historia la selección de Guinea Ecuatorial ha disputado en el año 2012 una fase final de la Copa de África. No lo ha hecho por méritos propios sino como anfitrión del evento que ha coorganizado junto a Gabón. Su participación y el hecho de superar la fase de grupos ya es todo un éxito para la Nzalang Nacional, término fang que significa rayo con el que se conoce al conjunto ecuatoguineano, en un país donde el fútbol y el poder mantienen unas relaciones muy particulares.
MACÍAS Y OBIANG. DE LA INDEPENDENCIA AL ESTADO AUTÓCRATA
 
Tras la proclamación de independencia de 1968 Francisco Macías Nguema, un ex funcionario de la administración colonial franquista, asumió la presidencia de la antigua colonia española. El llamado Auschwitz africano, conocido así por su afán represor y sus elogios a Adolf Hitler (al que llegó a tildar como “padre de África”), instauró un régimen autocrático que se sostuvo gracias al Partido Único Nacional de los Trabajadores (PUNT) hasta el golpe de estado protagonizado en 1979 por su sobrino, Teodoro Obiang Nguema. Lejos de llevar a cabo un proceso democrático Obiang se perpetuó en el poder. Durante sus mandatos fueron habituales las corruptelas y el tráfico de influencias. Unas prácticas que afectaron al fútbol ecuatoguineano.

Un ejemplo de las mismas la tenemos en los tejemanejes de su hijo Ruslan Obiang Nsue al frente de la Secretaria de Estado de Juventud y Deportes hasta su destitución en octubre de 2011. El cese de Ruslan sumió al fútbol ecuatoguineano en una pugna fratricida por el poder entre él y el nuevo Ministro de Juventud y Deportes Eyegue Obama con la inclusión en el equipo nacional de diversos jugadores nacidos fuera del país en detrimento de aquellos que juegan en la liga española como telón de fondo. A ello hay que sumarle la renuncia de Pedro Mba Obiang, el joven centrocampista que milita en la Sampdoria italiana y a la par sobrino de Obiang Nguema, a ser convocado por Guinea Ecuatorial por las discrepancias que mantiene con su tío.

 Los sucesivos cambios de técnico al frente de la selección, producto de las continuas injerencias de las autoridades, tampoco han permitido que el equipo ecuatoguineano pudiera preparar con garantías su primera participación en la Copa de África. Las renuncias de entrenadores como Vicente Engonga (descontento con la política de nacionalizaciones que permitió el inclusión de futbolistas cameruneses y brasileños en la selección), Carlos Lobo Diarte (aquejado de problemas de salud) o el francés Henri Michel (que presentó su dimisión a menos de un mes de empezar el trofeo tras constatar como un jugador había sido convocado para la Nzalang sin contar con su aprobación) han permitido constatar las incesantes intromisiones de los jerarcas en el fútbol ecuatoguineano. Un deporte ya lastrado por la endémica discriminación étnica existente que merma el potencial de su combinado nacional.

LA INCIDENCIA DE LA EXCLUSIÓN ÉTNICA EN EL FÚTBOL

El ascenso de Obiang Nguema, antiguo alcaide de la siniestra cárcel de Black Beach, al poder al frente del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) supuso el ostracismo de la etnia bubi, una de las muchas existentes en el país. El dictador, cuya familia pertenece a los fang, marginó a los bubitos –como les llama despectivamente– de la selección nzalang. De hecho, el combinado nacional ecuatoguineano hasta el ascenso al poder de Obiang era conocido como Basilé Nacional, término fang que hacía referencia al homónimo monte situado al norte de Bioko. El título pretendía equiparar a la defensa del equipo con la impenetrabilidad de dicha elevación montañosa. Posteriormente, la denominación fue cambiada por la actual Nzalang Nacional, una palabra usada por los fang, la etnia a la que pertenece Obiang.

El régimen practicó una política de exclusión social, iniciada por Macías, sobre los bisiós, ndowés, combes, bengas y bubis con respecto a los fang, la etnia mayoritaria en Guinea que controla todos los resortes del poder. Un ejemplo de este hostigamiento gubernamental a los bubis lo tenemos en el proceso que en 1998 llevó a 117 miembros del denominado Movimiento por la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) pertenecientes a dicha etnia al banquillo por un supuesto intento de magnicidio (15 de los acusados fueron condenados a pena de muerte). Nada extraño respecto a lo que sucede en otros países del continente africano si no fuera porque los bubis, la etnia mayoritaria en la isla de Bioko, siempre se caracterizaron por su gran habilidad con el balón en los pies.