domingo, 28 de agosto de 2011

PARTE II- Realidad histórica de conocimiento obligado para todos los Ndôwé. La verdad duele

PARTE II Realidad histórica de conocimiento obligado para todos los Ndôwé. La verdad duele
Por Enenge A’Bodjedi, Agosto de 2011

“ Pànghwés son más salvajes que cualquier otra tribu que he visto pero me recibieron muy amablemente cuando yo les visite. Hicieron muchísimo ruido cuando entramos al poblado y durante toda mi estancia entre ellos, siendo yo un objeto de muchísima curiosidad. Durante la noche ofrecieron ensenarme su baile tradicional para mi diversión pero yo rehusé ver y escucharlo y les dije que prefería la tranquilidad. Me pareció que tenían un miedo supersticioso de los hombres blancos y me dijeron que anteriormente pensaban que si un hombre blanco llegaba a su poblado, todo aquel que le mirara moriría. El terror hacia mi persona, que era muy evidente al principio, desapareció rápidamente y fui muy bien recibido durante el día y la noche que pase entre ellos. El jefe del poblado quería que me quedara más tiempo entre ellos, al menos cuatro días hasta que el pudiera notificar a sus paisanos Pànghwés de otros poblados, porque me dijo que ellos nunca le creerían si les contara que un hombre blanco había visitado su poblado. Le dirían en su cara que es un mentiroso, pero si ellos mismos vinieran a verme con sus propios ojos, se convencerían. Yo no podía aceptar su petición, y en ese momento él y su gente expresaron alguna insatisfacción.”

“Muy poca de las mercancías del comercio internacional entregadas en la costa llegan a los Pànghwés en el bosque. No utilizan tela de algodón pero se visten apenas con cortezas y pieles de animal. Yo vi unos platos en sus casas y algunos artículos de latón que habían llegado de Inglaterra o América, pero casi todos los instrumentos que utilizan son fabricados por ellos mismos. No vi ningún fusil entre ellos. Durante la caza, los Pànghwés utilizan arco y fleches envenenadas. Sobresalen sumamente las otras tribus más cerca a la costa en la limpieza de sus casas y en su habilidad de producir objetos de madera y fabricar el hierro. Fabrican el hierro utilizando mineral de hierro y producen una gran variedad de instrumentos...”

Este relato del Revdo. James Love Mackey en 1853 confirma lo mencionado en las tradiciones orales Ndôwé, hasta hoy en día: “Los grupos étnicos africanos tenían cada uno sus territorios ancestrales y espacios naturales protegidos por unos mabando (talismanes protectores). A través de amistades, matrimonios, intercambio de productos y mercancías en los negocios, cada grupo étnico recibía huéspedes, miembros de otros grupos étnicos, en sus países.” El equivalente europeo hoy en día de esta Antigua costumbre africana es ir a la embajada de un país extranjero y pedir un visado de entrada. Después de asegurarse que los extranjeros no son unos delincuentes, narcotraficantes, ladrones, ni asesinos, las embajadas de los países demócratas les pueden dar visados.

Pedro Blanco, Miguel Pons, y un sin fin de degenerados, delincuentes, mafiosos y mercenarios españoles y portugueses estaban en el País Ndôwé fomentando guerras e inmoralidad. La Iglesia Presbiteriana Norteamericana específicamente había enviado sus misioneros a los ríos Mùnne y Malôngó (Muni y Gabon) para rectificar la inmoralidad y la corrupción provocada por la trata clandestina e ilegal de esclavos en el País Ndôwé, desde Duwala (Duala) hasta Mànji m’Ulunggu (Cap Lopez/Port Gentil, Gabon). Esta trata fue dirigida por los bandidos españoles y portugueses, pero financiada por el Todopoderoso Dólar de los capitalistas americanos, que tenían intereses económicos en las fincas de azúcar y tabaco en la isla de Cuba, irónicamente trabajadas por cautivos de guerras Bèngga, Mbiko, Bondêmmu, Kombbé, Bakêlé, Mityôggó, etc…, gracias a Pedro Blanco y Miguel Pons, entre muchos otros ambiciosos. Los negreros españoles mantuvieron un «Régimen de Caos» en Mùnne y Malôngó y en Mánji m’Ulunggu, entre los Bèngga, Mpongwe y Orungu.

En los años 1850, Ibìya jia Ikénggé, Andèke ya Injênji, y muchos otros activistas miembros de La Juventud Ndôwé en el estuario del Mùnne colaboraron con los misioneros presbiterianos en su campana antiesclavista en el País Ndôwé, mientras que estimulaban, a la vez, formas de comercio legítimos (madera, marfil y caucho). El 23 de diciembre de 1872, desde su pueblo natal de Mbànggwé, Ibìya escribió una carta a sus colegas blancos americanos de Evanggésìmba que el País Ndôwé en la costa occidental del continente africano era rico en recursos naturales. Ibiya tenía la intención de convertir su aldea natal en un paraíso cristiano Ndôwé autosuficiente, donde todos los Ndôwé presbiterianos que lo deseen, puedan formarse en Mbànggwé para mejorar sus vidas y poder ganar su sustento de forma honorable. Era una manera de emular la Revolución Industrial que estaba viviendo Inglaterra y Norteamérica. Su preocupación porque los Ndôwé no pierdan la ola de la revolución industrial queda reflejada en la frase que escribió a los misioneros norteamericanos: “Los cristianos africanos, como un polluelo huérfano, deberían depender de sus propios picos.”

En 1853, mucho antes de la división del Continente Africano por los imperialistas europeos durante la Conferencia de Berlín (de Noviembre de1884 a Febrero de 1885), los archivos de la Iglesia Presbiteriana Norteamericana confirmaban que cada grupo étnico africano tenía su país. Parece que durante el siglo XIX, solamente los Fang no habían delimitado su país porque sus varios clanes rivales estaban en un estado nómada, cada clan Fang tratando de acercarse más a la costa para tener contacto directo con el hombre blanco del océano y sus riquezas materiales. En su diario, Mackey nos indica el orden de los “países africanos “ en el rio Mùnne, comenzando en la costa y yendo tierra adentro: BENGGAMBIKO- BONDEMMU-FANG (clanes nómadas). Al mismo tiempo, en 1853, un poco más al norte de la desembocadura del rio Mùnne, en el rio Èyyo (Benito), el orden de los “países africanos,” de la costa yendo al bosque, era: KOMBBE-BALENGI-BISSIOFANG (clanes nómadas). En 1885, algunos patriarcas Ndôwé en la región de Bata y Èyyo, junto con algunos patriarcas Fang, establecieron una frontera entre el País Ndôwé y el País Fang, 70 km tierra adentro en el poblado Ndôwé de NGONDE UMMA (Luna Llena), cuyo nombre cambiaron más tarde los Fang a NIEFANG (entrada al bosque o al territorio Fang). Durante el último cuarto del siglo XIX, la presión demográfica de algunos clanes Fang nómadas y belicosos, obligo la huida de los Bissio y los Balèngi hacia la costa. El objetivo de estos ambiciosos clanes Fang fue “eliminar a todos los grupos étnicos africanos intermediarios y tener contacto directo con los hombres blancos y sus riquezas.” Durante el último cuarto del siglo XIX, los ambiciosos imperialistas europeos tenían su objetivo en África: “Eliminar los molestosos grupos étnicos africanos costeños, incluyendo los Ndôwé, y acceder directamente a los recursos naturales del interior africano como madera, marfil, caucho, y diamantes. “ Hasta los años 1930, algunas familias Bapùku todavía Vivian en NGONDE UMMA, el poblado de su famoso rey del siglo XVII, Ngômbbi yà Pòto del clan Boboko de los Bapùku.

Durante el primer cuarto del siglo XX, algunos patriarcas Ndôwé como Malònga maa Bòté del clan Bolôvvetyye de los Eÿonne, Imàlé jia Mbèla del clan Bosèpwé de los Asònga, Ngàtyé à Mweli del clan Bomweyyo de los Mogàndda, Radawwé à Elika del clan Inyêmbó de los Kombbé e Isoda jia Nyàma del clan Botyàÿa de los Kombbe, decidieron ayudar a los colonizadores españoles en sus esfuerzos por “conquistar, pacificar, civilizar y cristianizar a los numerosos paganos y caníbales de las tribus pamues (Fang) que Vivian en las selvas de la provincia de Rio Muni.” Estos guerreros Ndôwé tenían mucho resentimiento y sentían rencor hacia los Fang porque habían violado sistemáticamente los acuerdos Ndôwé-Fang establecidos en 1885 en NGONDE UMMA e invadido partes del País Ndôwé, contribuyendo a la inestabilidad social, económica y cultural del Continente Negro que fue provocada por la invasión de los imperialistas europeos. Radawwé à Elika (ca. 1882- 18 de junio de 1964) era un feroz y temible guerrero muy respetado por algunos Fang. Cuando falleció, las tradiciones orales Ndôwé dicen que varios hombres Fang llegaron al poblado Ndôwé de Sipolo (SiÿiIpolo), queriendo saber donde estaba enterrado el famoso guerrero Kombbe del clan Inyembo. Los Ndôwé de Sipolo dijeron a los muy curiosos Fang, que estaban dando muchas vueltas en Sipolo, «No sabemos dónde está enterrado Radawwé.» Según la explicación de algunos intelectuales Fang sobre sus creencias tradicionales, estos antropófagos Fang, que frecuentaban Sipolo, tenían un antojo increíble por comer los testículos de Radawwé à Elika. Creían que si comían estos genitales poderosos Ndôwé durante una ceremonia del canibalismo ritual Fang, incorporarían “los poderes sobrenaturales y ultra-masculinos” del feroz guerrero Ndôwé, Radawwé, y que este acto les otorgaría mucho éxito en sus constantes batallas contra los clanes rivales Fang.

Masie Nguema Biyogo, del clan Esangui de los Fang, según se supone, nació en Oyem (Gabon) al comienzo de los años 1920. Su padre Nguema era un notorio hechicero, caníbal y poseedor del “evu”, la sustancia del mal muy temido entre los Fang. Según las tradiciones orales de los Fang, el hechicero Nguema y su clan Esangi fueron expulsados y repudiados por sus paisanos Fang en Oyem con gritos y amenazas: «Nguema, tú y tus hermanos criminales del clan Esangi tenéis que salir de Oyem ahora mismo! Vosotros los ignorantes miembros del clan Gorila de los Fang habéis hecho estragos y destrucción suficientes en este poblado!» En Fang, «esa» significa padre y «ngi» significa gorila. Cuando Nguema, su hijo Masie y los demás muy despreciados “gorilas” (miembros del clan Esangi) salieron expulsados de Oyem, sus paisanos Fang probablemente les escarnecían con comentarios como: «Vosotros los gorilas del clan Esangi debéis emigrar a la vecina colonia de la Guinea Española, a ver si los españoles pueden rehabilitaros a vosotros criminales, algo que los franceses aquí en Gabón no han podido hacer!»

Condenados al ostracismo, el criminal común Nguema, su hijo Masie y los demás miembros de los “gorilas errantes” (miembros del clan Esangi) emigraron hacia el oeste, hasta que llegaron a Mongomo, cuando la influencia Española era aun mínima en las selvas de la provincia de Rio Munne (Muni).

La revolución campesina Fang se desencadeno el 27 de febrero de 1969 en el recién independiente país africano de Guinea Ecuatorial, cuando, esgrimiendo una copia del MEIN KAMPF escrito por su héroe y modelo a seguir Adolf Hitler, el presidente Masie Nguema Biyogo del clan Esangi de los Fang ordenaba por la radio estatal a los jóvenes Fang, La Juventud en Marcha con Macias, “!Matad al blanco, violad a las mujeres, tenéis derecho al botín, pena de muerte para quien ayude al blanco! !Estamos en guerra contra el imperialismo español! !Los madereros son nuestros enemigos!”

Hoy día, casi 43 años más tarde, en el país ficticio de Guinea Ecuatorial, que en realidad ha sido convertido en la propiedad privada del clan Esangi de los Fang, los grupos étnicos Ndôwé, Bube, Bissio y Ambo han perdido sus derechos históricos en sus países tradicionales, para satisfacer los caprichos de los varios nkukuma (grandes personalidades y multimillonarios) Fang. Hoy por hoy, hay más de 150 mil ecuatoguineanos viviendo fuera del país en el exilio sin poder recuperar y registrar sus terrenos ancestrales robados en Guinea Ecuatorial por el clan Esangi de los Fang y sus esbirros. LA VERDAD DUELE.

Muchas gracias, SÀNGO À MBOKA, por haberme dado la oportunidad de presentar esta versión de la historia del ficticio país que hoy en día es la Republica de Guinea Ecuatorial. FELIZ 1ER ANIVERSARIO, SANGO A MBOKA! ■

Por Enenge A’Bodjedi