jueves, 30 de junio de 2011

Obiang convierte la cumbre africana en un escaparate de su 'poderío'

En medio del proceso de cambios forzados por las revueltas en países como Egipto, Túnez o Libia, la XVII cumbre de la Unión Africana (UA) inaugurada hoy en Malabo dejará como principal legado la exhibición de 'poderío' demostrada por su anfitrión, el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang.
EFE

Obiang ha aprovechado la primera gran cita regional que organiza el país desde su independencia para convertir a Malabo en un escaparate en el se pueda admirar el salto a la riqueza dado en las últimas dos décadas por la excolonia española, sobre todo en sus infraestructuras.

La cumbre que congrega a medio centenar de mandatarios africanos tiene lugar a las afueras de Malabo, en una nueva "mini ciudad" construida expresamente para la ocasión con una inversión millonaria.

El complejo, cercano a la playa, está formado por dos palacios de conferencias unidos por una galería de cristal y decorados de forma opulenta, en donde destaca la sala central, revestida con materiales de calidad.

Junto a estos edificios, se han construido unas 50 villas independientes y exclusivas para alojar a los líderes africanos, además de un hospital, una comisaría, un hotel y un campo de golf.

Obiang estrenó la obra el pasado 5 de junio, el día de su 69 cumpleaños, con margen suficiente para sacarle lustre ante la llegada de sus invitados.

Cuando pase la cumbre, la intención es convertir este lugar en un centro turístico de lujo para quienes vengan a la Copa de África de fútbol prevista en enero de 2012, el otro gran plato fuerte que espera Obiang para ganar reputación internacional.

Guinea Ecuatorial, con cerca de un millón de habitantes, ha pasado a ser el tercer mayor productor de petróleo de África Subsahariana, por detrás de Nigeria y Angola, con más de 400.000 barriles diarios.

El hallazgo de grandes bolsas de crudo y gas en la década de los 90, con reservas garantizadas para los próximos veinte años, ha llevado al país a ser la economía con más rápido crecimiento del continente.

Su abundancia, de la que las empresas de Estados Unidos, Francia y China sacan mayor tajada, contrasta con los elevados índices de pobreza que hay en diversas partes del país, tanto de la isla Bioko, donde está Malabo, como de la parte continental.

Diversas organizaciones humanitarias llevan denunciando desde hace años la corrupción y el mal reparto del dinero que consiente el régimen de Obiang, en el poder desde 1979, cuando derrocó a su tío Francisco Macías Nguema con un golpe de estado.

Obiang se ha empeñado en los últimos años en aparecer como un líder respetado, aunque su reconocimiento en África no ha tenido su traslación en el escenario internacional.

Su mala imagen llevó el pasado mes de octubre al Consejo Ejecutivo de la Unesco a suspender sine die la concesión de un premio sobre investigación apadrinado por él por el rechazo de quienes se oponen a vincular esta institución con un dictador al que se le acusa de vulnerar los derechos humanos y mantener vigente la pena de muerte.

Obiang, quien ejerce la presidencia de turno de la UA este año, ha logrado reunir hoy a buena parte de la plana mayor de los mandatarios africanos.

La principal excepción es la ausencia de Muamar al Gadafi, quien ocupó el cargo rotatorio de la UA hace dos años y ahora es perseguido por la Corte Penal Internacional.

La UA sigue considerando al régimen de Trípoli como el legítimo y sostiene que la solución al conflicto con los rebeldes debe ser política y diplomática, no militar.

La bandera de la Gran Jamarahiriya Árabe sigue ondeando con las de los demás países de la UA y la foto de Gadafi se exhibe junto con las de los otros dirigentes en la autopista que conecta el aeropuerto de Malabo con el centro donde tiene lugar la cumbre.

Entre los mandatarios que se estrenan, destaca el presidente de Costa de Marfil, Alassane Outtara, arropado por la comunidad africana después de derrocar a Laurent Gbagbo con la ayuda de Francia.

Cerca de Obiang, en primera fila, está el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, otro de los presidentes criticados por buena parte de la comunidad internacional por su autoritarismo.

La única mujer que preside un país africano, Ellen Johnson-Sirleaf, de Liberia, no ha asistido, dejando el foco en las primeras damas de los mandatarios, sentadas en la primera fila del público.

En la lista de asistentes no africanos, la representación femenina la asumió la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, en calidad de observadora.

La crisis de Libia, los conflictos de Somalia y Sudán y los problemas de la juventud africana son los ejes de la cumbre que finalizará mañana.

EFE - Agencia EFE